Disfagia
¿Qué es la disfagia?
Disfagia es un término que significa "dificultad para deglutir". Es la incapacidad que tienen los alimentos o líquidos de pasar fácilmente desde la boca hacia la garganta y por el esófago hasta el estómago durante el proceso de deglución.
¿Cuál es la causa de la disfagia?
Para comprender la disfagia, resulta útil entender primero cómo se produce la deglución.
Deglutir involucra cuatro etapas. Estas etapas están controladas por los nervios que conectan el tracto digestivo con el cerebro:
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Etapa de preparación oral. Los alimentos se mastican y se humedecen con la saliva.
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Etapa oral. La lengua empuja los alimentos y líquidos hacia la parte posterior de la boca hasta la garganta. (Esta fase es voluntaria: las personas controlan la masticación y el comienzo de la deglución).
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Etapa faríngea. Los alimentos ingresan por la faringe (garganta). Una estructura denominada "epiglotis" cierra el paso hacia la tráquea, para que los alimentos no ingresen en los pulmones. A continuación, los músculos de la garganta se relajan y los alimentos y líquidos atraviesan rápidamente la faringe (garganta) hacia el esófago. La epiglotis se abre nuevamente para permitir la respiración. (Esta fase comienza voluntariamente, pero luego se convierte en involuntaria; es decir, no se controla de forma consciente).
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Etapa esofágica. Los líquidos caen por el esófago hacia el estómago parcialmente gracias a la gravedad. Los músculos del esófago empujan los alimentos y líquidos hacia el estómago en un movimiento ondulante conocido como peristalsis. Una banda muscular entre el extremo del esófago y la parte alta del estómago (conocida como esfínter esofágico inferior) se relaja en respuesta a la deglución, lo que permite que los alimentos y líquidos ingresen en el estómago. (Los eventos de esta fase son involuntarios).
Los trastornos de la deglución se producen cuando una o más de estas etapas no ocurren normalmente.
Los problemas de salud de los niños que pueden afectar la deglución incluyen los siguientes:
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labio leporino o paladar hendido;
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problemas dentales (dientes no ubicados correctamente, como con una sobremordida);
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lengua larga;
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enfermedades que afectan a los nervios y músculos, como un accidente cerebrovascular, un tumor, una lesión nerviosa, una lesión cerebral o distrofia muscular, y que pueden causar parálisis o un funcionamiento deficiente de la lengua o los músculos de la garganta y el esófago;
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amígdalas grandes;
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tumores o masas en la garganta;
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problemas con el desarrollo prenatal de los huesos del cráneo y las estructuras de la boca y la garganta (conocidos como anomalías craneofaciales);
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malformaciones prenatales del tracto digestivo, como atresia esofágica o fístula traqueoesofágica;
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sensibilidad oral que puede presentarse en niños muy enfermos que necesitan respirador mecánico durante un periodo prolongado;
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irritación de las cuerdas vocales después de haber estado conectado a un respirador durante periodos prolongados (como puede ocurrir en el caso de bebés prematuros o niños muy enfermos);
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parálisis de las cuerdas vocales;
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tener una traqueotomía (abertura artificial en la garganta para respirar);
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irritación o cicatrización del esófago o las cuerdas vocales a causa del ácido en la enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE);
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compresión del esófago por otras partes del cuerpo, como un agrandamiento del corazón, la glándula tiroides, los vasos sanguíneos o los nódulos linfáticos;
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cuerpos extraños en el esófago, como una moneda ingerida;
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retrasos en el desarrollo;
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prematuridad.
¿Por qué es un problema la disfagia?
La disfagia puede causar aspiración, que se produce cuando los alimentos o líquidos pasan a la tráquea y a los pulmones. La aspiración de alimentos y líquidos puede causar neumonía u otros trastornos pulmonares graves.
Los niños con disfagia generalmente tienen problemas para comer lo suficiente, lo cual produce una nutrición inadecuada y la incapacidad de aumentar de peso o crecer correctamente.
¿Cuáles son los síntomas de la disfagia?
Los síntomas que experimentan los niños con disfagia pueden ser evidentes o pueden ser difíciles de asociar con problemas de la deglución. Los siguientes son los síntomas más comunes de la disfagia. Sin embargo, cada persona puede experimentar los síntomas de manera diferente. Los síntomas pueden incluir los siguientes:
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ingesta lenta;
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intentos repetidos para tragar un mismo bocado;
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dificultad para coordinar la succión y la deglución;
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arcadas durante la alimentación;
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salivación;
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sensación de que los alimentos o líquidos se adhieren a la garganta o el esófago, o de que hay un bulto en estas zonas;
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arqueamiento o endurecimiento del cuerpo durante la alimentación;
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congestión en el pecho después de comer o beber;
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tos o atragantamientos al comer o beber (o inmediatamente después);
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voz áspera o húmeda durante o después de comer;
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infecciones respiratorias frecuentes;
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regurgitación o vómitos frecuentes;
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salida de alimentos o líquidos por la nariz durante o después de la alimentación;
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irritabilidad o falta de atención durante la alimentación;
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pérdida de peso.
Los síntomas de la disfagia pueden parecerse a los de otros trastornos o problemas médicos. Consulte al médico de su hijo para obtener un diagnóstico.
¿Cómo se diagnostica la disfagia?
Un médico u otro profesional de la salud examinará a su hijo y obtendrá su historia clínica. El médico le realizará preguntas sobre la manera de comer de su hijo y cualquier problema que usted observe durante la alimentación.
También se pueden realizar pruebas de diagnóstico por imágenes para evaluar la boca, la garganta y el esófago. Estas pruebas pueden incluir las siguientes:
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Estudio orofaríngeo guiado por video. Su hijo recibirá pequeñas cantidades de un líquido que contiene bario para beber de una botella, con cuchara o en taza, o se le administrará un alimento sólido que contiene bario. El bario se observa claramente en las radiografías. Se toma una serie de radiografías para evaluar lo que sucede a medida que su hijo ingiere el líquido.
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Esofagografía/seriada gastrointestinal (GI) alta. Su hijo deberá beber un líquido que contiene bario, una sustancia química metálica y líquida con consistencia similar al yeso, utilizada para revestir el interior de los órganos para que puedan verse en las radiografías. Luego se toma una serie de radiografías. El médico puede observar lo que sucede a medida que su hijo ingiere el fluido y detectar cualquier problema que pudiera haber en la garganta, el esófago o el estómago.
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Endoscopía. Esta es una prueba que utiliza un tubo pequeño y flexible con una luz y una lente de cámara en el extremo (endoscopio) para examinar el interior del tubo digestivo. La endoscopia se realiza bajo anestesia. Se capturan imágenes del interior de la garganta, el esófago y el estómago para detectar anomalías. También se pueden obtener pequeñas muestras de tejido, denominadas biopsias, para detectar posibles problemas.
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Otras pruebas que pueden realizarse para evaluar la disfagia incluyen las siguientes:
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Manometría esofágica. Bajo los efectos de un sedante, se introduce un tubo que contiene un manómetro por la boca de su hijo hasta el esófago. Luego se mide la presión dentro del esófago para evaluar cómo se desplazan los alimentos por el esófago.
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Laringoscopía. Bajo anestesia, el médico coloca un tubo en la garganta de su hijo y observa a través de él para detectar áreas estrechadas y otros problemas.
¿Cuál es el tratamiento para la disfagia?
El médico de su hijo determinará el tratamiento específico para la disfagia en función de lo siguiente:
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la edad, el estado general de salud y la historia clínica de su hijo;
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la magnitud de la enfermedad;
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el tipo de enfermedad;
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la tolerancia de su hijo a determinados medicamentos, procedimientos o terapias;
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las expectativas para el curso de la enfermedad;
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su opinión o preferencia.
Para algunos niños puede resultar beneficiosa la fonoaudiología o la terapia ocupacional. Estos terapeutas puedan dar a su hijo ejercicios que lo ayuden a deglutir mejor o pueden sugerir técnicas de alimentación que ayuden a mejorar los problemas de deglución.
Los lactantes y niños con disfagia a menudo pueden tragar mejor los líquidos espesos y los alimentos blandos, como alimentos para bebés y papillas, que otros alimentos que son más líquidos. Algunos bebés que tienen problemas para tragar la leche de fórmula podrán alimentarse mejor cuando tengan la edad suficiente para ingerir alimento para bebés. También se deben tener en cuenta las siguientes sugerencias a la hora de cuidar a un niño con disfagia:
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El agregar una pequeña cantidad de cereal de arroz a la leche de fórmula o a la leche materna extraída puede aliviar la disfagia. El mezclar la combinación de leche de fórmula y cereal antes de introducirla en el biberón puede eliminar los grumos y hacer que el alimento sea más fácil de succionar a través de la tetina, y también facilita su deglución.
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No haga orificios en las tetinas, ya que esto puede aumentar el riesgo de atragantamiento y aspiración, y también puede interferir con el desarrollo oral del bebé. Pueden verse afectadas las habilidades futuras de alimentación y el habla.
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No se deben administrar alimentos para bebés hasta los 4 meses de edad como mínimo, ya que hasta esa edad, los bebés no desarrollan la coordinación adecuada para deglutir los alimentos.
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El fonoaudiólogo o terapeuta ocupacional de su hijo puede recomendarle otros productos disponibles en el mercado para espesar los líquidos y facilitar su deglución.
Los bebés con "aversión oral", un trastorno que puede ocurrir después de una cirugía oral o en casos en que se utiliza un respirador durante mucho tiempo, pueden mejorar con ejercicios y actividades con el fin de eliminar la sensibilidad a tener objetos en la boca. Los ejercicios o actividades pueden incluir las siguientes:
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ofrezca a su hijo juguetes y otros objetos seguros para que mastique y se lleve a la boca. Pruebe con objetos de distinta textura y temperatura;
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varíe el sabor, la textura y la temperatura de los alimentos blandos para los niños de más de 4 meses;
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permita que su hijo juegue con los alimentos y que coma de manera desordenada.
Cuando la disfagia esté acompañada por síntomas de ERGE, el tratamiento de este trastorno puede producir mejoras en la capacidad de su hijo para deglutir. Debido a que el esófago y la garganta están menos irritados por el reflujo de ácido, sus funciones pueden mejorar. El tratamiento de la ERGE puede incluir lo siguiente:
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permanecer en posición vertical durante al menos una hora después de comer y cenar al menos tres horas antes de ir a dormir;
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medicamentos para reducir la producción de ácido del estómago;
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medicamentos para agilizar el paso de los alimentos por el tracto digestivo;
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una operación para ayudar a mantener los alimentos y ácidos dentro del estómago (fundoplicación).
Los niños que presentan el esófago cicatrizado o estrechado (estenosis de esófago) pueden estar en condiciones de someterse a una dilatación o ensanchamiento del esófago bajo anestesia. Es posible que este procedimiento deba repetirse periódicamente.
¿Cuáles son las perspectivas a largo plazo para un niño que padece disfagia?
Algunos niños que padecen disfagia tendrán problemas crónicos. Es posible que los niños que ya presenten otros problemas de salud, especialmente problemas que afectan a los nervios y músculos, tales como distrofia muscular y lesión cerebral, no experimenten muchas mejoras en sus dificultades para deglutir. Otros niños pueden aprender a comer y beber correctamente. Muchos centros de atención pediátrica cuentan con equipos especializados en alimentación y deglución.
Consulte al médico para obtener información con respecto al pronóstico para su hijo.